Una sala enorme... atestada de sillones
serios... atlas tapizados soportando inmensos culos señoriales.
Rostros grotescos... miradas fijas en un mismo rumbo... sonrisas
rotas de mezquina superioridad. Sólo uno parece perdido. Camina
tembloroso a través del estrado y se agarra al atril. Los
puños, blancos de la presión, apenas notan el frío del metal.
Intenta levantar la vista pero una terrible tenaza aprieta su cuello, pinzando las vértebras y ejerciendo la
fuerza necesaria para obligarle a consentir de nuevo.
Pero esta vez se mantiene firme, apoya
con cuidado ambas palmas en el atril y empuja con fuerza hasta que la
eterna curvatura de su espalda cruje y observa erguido, como antaño,
el mundo. Su mirada, elevada, otea al público encajonado en sus
asientos: copias cómicas de un mismo individuo. Traga saliva y
comprende que la áspera corteza de árbol nunca estuvo allí.
-...son ustedes quienes han construido
un recinto lleno de costumbres e intereses y lo han blindado. Han
creado un universo donde las opiniones son afluentes de los dogmas,
donde el éxito recae en la manipulación y en el que, ante la
incapacidad de valorarse personalmente, buscan en la mediocridad del
resto un absurdo espejismo de su excelencia.
Han comprendido sus incapacidades pero
no saben enfrentarse a ellas. Y es en esto último en lo que nos
parecemos. Esta misma mañana, la simple idea de plantarme aquí,
ante ustedes, y hablar sin reparos, convertía mi estómago en una
espiral retorcida. La certeza de que jamás escucharían, de que
permanecerían apenas tres minutos en sus lujosos sillones, me
arañaba por dentro.
Soy un fruto de su mundo, también yo
soy incapaz de enfrentarme a mis carencias. Demasiado viejo,
demasiado tiempo fosilizando conductas como para darles la vuelta.
Dado que me sería imposible hablar ante ustedes, decidí entrar en
su juego y buscar una solución. Es por eso que cinco minutos antes
de comenzar esta charla gaseé toda la sala.
Nada más que decir, damas y
caballeros, por favor no se levanten.
Tienes mi voto para las próximas elecciones.
ResponderEliminarFeliz fiesta de invierno y prospero año nuevo, por si no nos vemos antes.
Au cacau
Gracias Natxo, felices fiestas invernales también para ti. Va siendo hora de buscar hueco para un encuentro cervecero, o para beber agua. De momento aún hay fuentes en los parques; llevaré un par de tazas :)
ResponderEliminarPues como sean las tazas del "Desayunato"...ô_O
ResponderEliminar