jueves, 31 de diciembre de 2020

La última bala

Las guerras indias ya habían terminado. Nos encontramos con uno de esos grupos rebeldes que no apreciaban el magnífico cercado que el gobierno les daba. Mordían con ganas y llegó el momento de hacer lo que toca con la última bala; mas no fui capaz de matarme.

Golpeé en la sién a uno de los guerreros y corrí hacia el centro de la batalla, revólver en cinto y cuchillo en mano, más para escapar que para morir luchando; pues era el camino más corto hacia el río, y de sus aguas salí con vida.

Aquella fue la última vez que empuñé el revólver. Después llegó el cambio y ya nada fue lo mismo.

Ahora vivimos consumiendo tiempo a bocanadas y hemos pasado de construir sociedades a ser construidos por estas. Hoy, incluso las montañas se encuentran parceladas, los raíles del ferrocarril atraviesan hasta el mismísimo aire y hemos pasado de hacer mucho con poco a necesitar muchas cosas para no hacer nada.

Por eso guardo el revólver donde debe estar: descansando encima de la chimenea, cargado aún con la última bala.

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