El Bosc protector es un ensayo sobre los bosques de la Comunitat Valenciana escrito por Ricardo Almenar que obtuvo el Premi d”Assaig de la Mancomunitat de la Ribera Alta. Presenta un relato personal del autor en sus primeros encuentros con el territorio forestal valenciano, ofrece una breve trayectoria histórica de la relación del ser humano con los bosques de la zona y busca valorar el bosque por lo que es. Y es en este último punto en el que la obra muestra una visión un tanto distinta a lo que estamos acostumbrados.
Y es que el autor plantea que el bosque no es rentable de acuerdo a los valores de productividad con los que estamos acostumbrados a medir todo; ya que, pese a ser uno de los territorios forestales con mayor biodiversidad, no da tanta madera como los grandes bosques de coníferas ni otros productos que puedan recolectarse en grandes cantidades, exceptuando casos concretos como el de los alcornocales de la Serra d”Espadan.
Transformar el bosque para aumentar su productividad supondría cambiar sus características básicas hasta el punto de hacerlo desaparecer. Es por eso que se propone valorar el territorio tal y como es, y a partir de ese momento se da la situación de que el bosque que aparece es muy distinto al espacio maderero; lo que queda entonces es un bosque con una de las mayores biodiversidades que presenta una serie de beneficios que nada tienen que ver con la compraventa, pero que son sumamente importantes para el espacio en el que se radica. Aparece el bosque como regulador térmico, como atenuador de las recurrentes crecidas, aparece en definitiva: el bosc protector, que desde el interior asegura la pervivencia del litoral.
Esto, en principio sencillo, está bien detallado en el libro y le deja a uno el sabor de boca de que es algo que debiera aplicarse a más aspectos en la vida. Que sería interesante abandonar el criterio de beneficio inmediato, la acción sobre un sujeto para aumentar su productividad y el hecho de exprimir obviando transformaciones y consecuencias; sería interesante dar la bienvenida al sujeto tal y como es y observar cómo, al mostrarse de acuerdo a su naturaleza, genera sus propios beneficios, mucho más estables, sostenibles y aprovechables por la sociedad al completo... al final se trata de dejar ser, cultivar potenciales y aprender las propiedades de los frutos así generados.
Porque, por mucho que queramos, los olmos no dan nueces...
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