Ecos de pasos ondearon la oscuridad.
Notó el papel bajo la mejilla y los dedos de su mano izquierda
aprisionados por la sien. El quinqué se había apagado y
un hilillo de saliva caía por la comisura de sus labios. Fue abriendo los ojos, reavivando los músculos y tratando de
exorcizar el chisporroteo de sus dedos dormidos. De nuevo
escuchó los pasos. Escudriñó el entorno buscando respuestas, pues sólo los
muertos podrían caminar ya por esa casa.
lunes, 29 de abril de 2013
lunes, 22 de abril de 2013
Jonathan Woodheart
Olas de tañido metálico inundaron la
gigantesca sala. Cientos de manos colocaron las últimas
piezas, mientras enormes máquinas ahogaban sus movimientos hasta
la llegada de un nuevo día.
Minutos después, nada quedaba en
aquel lugar diáfano de columnas metálicas, salvo restos de
algodón suspendidos en el aire. Quieto, echó un último vistazo antes de marchar.
lunes, 15 de abril de 2013
Tabitha Seanlan
Llamaron un viernes por la
mañana. Se encontraba sola, acabando su último bordado para la
fábrica de los Wildber.
Había sobrepasado ya la edad límite en que una airada y graciosa jovencita se torna incómodo problema, los rumores crecieron y algún alma caritativa convenció a los Wildber de que la joven Tabitha debía centrarse en otro tipo de quehaceres.
Había sobrepasado ya la edad límite en que una airada y graciosa jovencita se torna incómodo problema, los rumores crecieron y algún alma caritativa convenció a los Wildber de que la joven Tabitha debía centrarse en otro tipo de quehaceres.
lunes, 8 de abril de 2013
Por qué vuela Superman
"Clark, evita el enfrentamiento. No
hagas nada que no quieras que te hagan, pero acepta que a veces ocurra a
la inversa. No corras, saltes, ni rías de forma descontrolada. No soples las velas a pleno pulmón. Un simple codazo, un estrechar de manos o incluso un leve tropiezo, pueden acabar en tragedia...
Lo siento mucho hijo, sé que te pido demasiado, pero debes contenerte."
lunes, 1 de abril de 2013
Probando ruedas
Como siempre, le tocaba el último. El sol del mediodía picaba burlonamente. Mientras, el pobre Felipe, cocinaba en sus entrañas la valeriana que tomó antes de salir, el calmante cedido amablemente por Encarna y un par de whiskies que otro compañero le aseguró, facilitarían el trámite. Un buen puchero para reposar en posición horizontal. Pero había llegado su turno.
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