lunes, 27 de mayo de 2013

Tabitha Seanlan (4)

No recordaba haber vivido más rápido en toda su vida. A su lado, el recuerdo de la niñez, la adolescencia, incluso las efímeras horas de sueño, permanecían clavadas en madera, expuestas a la intemperie. Hacía ya días que dejó la ciudad y apenas había transcurrido un pestañeo. La primera vez que contemplaba el trayecto recorrido, el vértigo la dejó exhausta. Bajó del caballo y entró en el saloon para calmar la sed.
 

lunes, 20 de mayo de 2013

Jonathan Woodheart (3)

Apoyó la culata en el hombro y notó el tacto suave de la madera en la mejilla. A unos 100 pasos, la criatura alzó majestuosa su cornamenta; resopló, rastreó el aire y uno de sus grandes ojos, esculpido en entrañas de castaño, conectó con él. Pese a estar tan lejos, se quedó inmóvil y recordó las veces que esa mirada le había congelado; llegaron las dudas al no saber qué hacer con una pieza tan grande, la inutilidad de segar una vida para echarla a perder.

lunes, 13 de mayo de 2013

Tabitha Seanlan (3)

Surgen de la nada: gargantas enrojecidas, semblantes erizados y ojos de arma cargada. Conductor y acompañante bajan, manos en alto, pidiendo colaboración. Los pasajeros salen, uno a uno, entregando las armas. Sucias zarpas agarran el flamante rifle del Sr. Ward y algo se quiebra dentro de él. Destripan el equipaje, desdeñando joyas, collares y relojes. Hurgan entre los despojos, obteniendo 150 dólares. Pero siguen hambrientos.

lunes, 6 de mayo de 2013

Jonathan Woodheart (2)


Lleva un fardo a la espalda, algo de ropa, papel y tinta, trozos de pan y un viejo cuchillo, de cachas de roble, de buen metal. Camina con paso de explorador impaciente, tras la silueta de un sombrero domado. Recorre una ruta olvidada en pos de vías principales, descarnada de cascos, ruedas y pisadas. Y a lo lejos, tan sólo quedan dos edificios, luchando en vano por mantenerse a flote entre el frondoso mar de las copas de los árboles.