lunes, 25 de febrero de 2013

DeLoyd (5): Jed's Hell


 A su espalda se yergue el esqueleto crujiente y torcido de un pueblo anémico, unido aún al cavernoso útero reseco que dejó de nutrirlo con pepitas de oro. 
El elegante traje de lino blanco, bastón de talla plateada y sombrero de paja, junto a una cruz ensartada en el suelo, gira con el pulgar su anillo hasta situar la efigie de Augusto ante sus ojos... y recuerda.

Se dirige hasta el eco de unas palabras, cuando el país estaba a punto de partirse en dos y creyó poder tomar la corona de laurel. Ve a todos aquellos hombres respetables, con sus caras de indignación algo histriónicas, resueltos a unir fuerzas para sacarlo del mundo a patadas.

"...pues así, nos tildan de esclavistas y asumen maldad en dicho modelo. Y lo afirman desde sus sillas tronadas tapizadas en verde, desde sus despachos de mesas nobles, sobre torres de metal frío atestadas de gente trabajando veinte horas al día, marchando después a casa para ser libres; la libertad del hambriento, el enfermo y el desnutrido. La liberación real es para sus avaros amos, que los exprimen, desentendiéndose de ellos, negándoles sus necesidades más básicas. 

El hombre del Sur debe ser un caballero, no lo olviden señores. Está obligado a cuidar de los suyos: esposa, hijos y esclavos. Nosotros, como hombres libres plenamente capaces, debemos proteger y amparar a los nuestros otorgándoles casa, comida y cuidados. Y aquel que no cumpla con su deber, no merece la libertad que ostenta. Si alguno maltrata a sus esclavos por miedo, no tiene la fortaleza de espíritu necesaria para ser un hombre libre, un Caballero del Sur.

Pero he de deciros que también nosotros hemos errado a ojos de Dios. Vivimos con una lacra de la que todos somos cómplices, una lacra a la que nos hemos acostumbrado por pereza, a fin de facilitar las cosas. Y ese daño, esa herida que supura por no haberla atendido a tiempo, no es otra que el racismo. 

Siempre han existido personas capaces e incapaces, gente con dotes para dirigir y gentes necesitadas de pautas y normas de conducta, al abrigo de las cuales vivir felizmente. Mirad a vuestro alrededor y coincidiréis conmigo en que no es asunto racial, monetario o religioso; sino cuestión de actitud y aptitud.  Las diferencias generalizadas no son sino un intento tosco de aliviar una de las pesadas cargas del hombre libre: el deber de escoger razonadamente.

No somos malvados, crueles, ni sanguinarios. Somos gente temerosa de Dios que reconoce su labor en el mundo y no teme enmendar los errores cometidos. Somos hombres decentes y honrados que desean salvar las costumbres de sus padres y abuelos; personas que han luchado y lucharán por su país."

El hombre del traje blanco afloja la mano del bastón, pierde el porte y baja la mirada.

Ahora aquellas palabras, antaño llenas de fuerza, resuenan huecas, absorbidas por el montón de tierra herido por la cruz.

- Así que esto era lo que tenías planeado. El dinero que, supuestamente, engordaba los bolsillos de Jack Leston, el generoso "donativo" de O'Doolan, la muerte de Kingsyard y todas las pagas del ferrocarril es aquí donde han ido a parar.  Si he de ser sincero, ya no estoy seguro de todo lo que un día creí. 

Por supuesto sigues siendo un imbécil, nunca fuiste demasiado lúcido, eso no puede negarse, sin embargo demostraste iniciativa. Después de tanto tiempo luchando, ha sido un idiota, un incapaz, el que me ha apartado del mundo. Pero te ha salido caro, te advertí que no salieras del itinerario, era cuestión de tiempo que te dieran caza.

En fin, tú escogiste audazmente así que es justo que actúe en consecuencia. Tal y como dejaste indicado, seré alcalde de este pueblo raquítico, costará volverlo en sí pero estamos acostumbrados a empezar de cero. Ya que esta absurda idea te ha enterrado es justo que este infierno de pueblo lleve tu nombre.


*Gracias a Ferran por su colaboración en las pautas del discurso de DeLoyd.

2 comentarios:

  1. Hola loco,
    Acabo de releer la serie completa de DeLoyd y, como siempre, voy a ser un poco tocacojones. Está en mi naturaleza, lo siento.
    Me parece una serie de diálogos entre personajes que está muy bien pero encuentro a faltar un poco de descripción del ambiente, del escenario, del contexto. Quizá, como aquel anuncio, ¿a que huelen las nubes? Tomando como ejemplo este último me habría gustado saber que luz incidía contra la cruz de Jed, olía a tierra removida de una tumba reciente o quizá el terreno estaba demasiado polvoriento y reseco. Una colina, un llano... Una tumba solitaria o un desordenado conjunto de tumbas de pueblo
    No me entiendas mal, no quiero a Galdós, es más, me aburre, pero se que tienes ese mundo entre oreja y oreja y me gustaría conocerlo.
    De todas maneras seguro tendrás tus razones, ya me las contarás con un cafelito o una cervecita.
    Un abrazo de un tocacojones.

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  2. Hola Natxo,

    Gracias por leer todas las entradas de nuevo y por venir a tocar los cojones.

    En realidad no te falta razón, el relato de DeLoyd está formado por trazos sueltos, como golpes visuales de una historia que, en teoría, va uniendo el lector. Las descripciones son detalladas sólo en momentos puntuales, principalmente al inicio de cada entrega como la imagen previa a un recuerdo. Esto es así porque me pareció curioso en su momento y porque algo más detallado podría ser más largo y (para internet) pesado.

    De todas formas, lleva poco tiempo el blog y hasta el momento no he seguido más criterios fijos que el día de publicación y el aspecto de las imágenes. Así que quien sabe por donde irán los tiros la próxima vez.

    Un saludo y apuntada queda esa cerveza.

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